Hacía tres meses que el mundo se había ido a la mierda. Una llamarada solar había frito todos los sistemas eléctricos. A pesar de algo de caos inicial, la gente se había acomodado de cierta manera. La mayoría seguía viviendo en el mismo lugar. Los que vivían en pueblos, habían aprendido a labrar o a hacer cosas con sus propias manos para cambiar por comida.
Javier estaba ese día terminando de arar el huerto. Pronto podría comenzar a plantar las semillas que había guardado de su última cosecha. En la puerta, tres golpes fuertes sonaron.
Se acercó y abrió. Ahí había dos personas vestidas de policía. Llevaban gafas de sol. Altos e imponentes. Unas bicicletas con los colores del cuerpo de seguridad se apoyaban en la pared.
-¿Señor Rodríguez?- Dijo uno de ellos.
-Sí. Contestó Javier. ¿Ocurre algo?-
-Veníamos para hacerle entrega de esta carta.-
Javier la observó. Era un sobre de su banco, aquel en el que tenía todo domiciliado, todo su dinero que ahora no servía para nada.
Abrió el sobre y sacó una hoja escrita con una antigua máquina de escribir. Plagada de correcciones y pequeños huecos en blanco.
“Estimado Sr. Rodríguez:
Le comunicamos que tras tres meses sin noticias suyas y habiéndose retrasado en los pagos de su hipoteca, dentro de un mes se procederá a su expulsión inmediata de su vivienda si no abona las cantidades adeudadas con el banco.”
-Tiene que ser una broma.- Dijo Javier mirando a los agentes.- Ya no se usa el dinero. No sirve para nada. ¿Cómo quieren que pague?-
-Ha recibido la notificación.- Dijo uno de los agentes.- Ahora le toca a usted hablar con el banco. Si no usa dinero, tendrá que pensar otro método de pago.-
-¡Esto es absurdo! ¿Aún con el mundo patas arriba hay que seguir pagando?-
PENSAMIENTOS DE UN EX-CICLISTA QUE VUELVE A SERLO.
EL PERIODISMO SE MUERE
Microrrelato: La Mudanza
THE ENIGMA OF THE DESERTNovel, first chapter:
Cuando fue a pedirle el crédito al banco, se dio cuenta de que su familia, se había convertido en normal (standard) y pobre (& Poor).
El día se presentaba claro y caluroso, pero, lo importante no era lo que pensaba cuando se levantó, si no lo que repasaría cuando se acostara.