Mis compañeros de la primaria me han encontrado en las redes sociales, no sé si sea bueno o malo, pero al recordar lo que fue mi primaria también recordé situaciones tristes y muy, pero muy pocas de felicidad. Quien iba a imaginar que después de seis años aparecieran las personas de quienes he tenido siempre un recuerdo en mente. A cuatro de los veinticuatro que éramos, los solía ver de camino al colegio, pero fue hasta el jueves que, junto a Claudia recordábamos “buenos momentos”, de repente recibí una notificación que era una invitación de un amigo, claro, el nombre me era conocido. Uno de tantos Javier que he conocido en la vida, y sí, era mi compañero de la primaria.

Fue muy extraño que él me haya agregado como su amiga, si yo tenía muy presente que en la primaria no éramos los mejores compañeros. Tampoco me cayó como una noticia para ser gritada a los mil mares, pero sin duda fue algo bastante gracioso. Fue hasta ese jueves que supe la razón por la que mis compañeros no me hablaban: solía ser demasiado “chismosa”. Eso no fue la gota que derramó el vaso si no, cuando me dijo que me había puesto más bonita. Me eché a reír porque es lo típico en un hombre común, lanzar cumplidos por los aires sin estar conscientes de lo que dicen.

Pff… hablando de personas con “J”, el verdadero y auténtico está cada vez más pendejo, lo cual me gusta porque puede ser más yo con él y él más… ¿él? conmigo.