He dejado los amoríos para aquellos chiquillos que recién salen del colegio. No ha sido fácil sentarme y ver pasar el tiempo frente a mí como cualquier otro segundo, no ha sido difícil tomar la decisión de no más. Puesto que mi vida ha cambiado, y no presumo los años nuevos, ni algún otro cliché de cambio por el 2016, todo va depender de las decisiones momentáneas que tome.

Me gusta enamorarme.

Me hace sentir viva, como si el escalofrío que recorre mi cuerpo cada vez que pienso en la persona especial que aturde mis pensamientos, estuviera rozando mis vellos. No hay nada más hermoso que dejarse ir al cien por ciento cuando sólo se quiere vivir. El roce de unos labios acariciando los míos, ¡Qué sensación de máximo placer!

Pero ya no más.

No sé si el tiempo sea relativo o no. Incluso no sé bien si el tiempo existe.