La bruma no era bruma, era una niebla mentirosa que quiso disfrazarse de no pasa nada. Pero no era así. Caía directa sobre las almas mojadas de pesadumbre y rutinas.
Sin embargo era una bruma necesaria. Limpia de hipocesías y falsas luces de neón. Su pegajosa humedad limpiaba los cuerpos de ideas absurdas sobre la libertad. Los corazones de los hombres son a veces excesivos en esperanzas falsas.
Liked that moment? Subscribe to Alejandro and get their extensions as they publish them.