¿Por qué dejamos de creer en la magia? Si es lo que siento cuando sus labios esbozan una sonrisa suplicante de ser vista. Cuando sus ojos se irradian con aquella felicidad que es propia de él. Sin tocarme hace que mis latidos aumenten su velocidad, sin tocarme estremece mi cuerpo completo y no es sólo su presencia sino su esencia, cuando me demuestra quién es él verdaderamente. Con sus delicadas manos acaricia mi cuerpo, palpa mis labios para luego fundirlos en un beso. Con esos gestos me demuestra lo mucho que le encanta el amor y la delicadeza con que éste debe ser tratado. El aroma de su cabello vuelto una melena que es tan libre como él quiera. Su sonrisa tan delicada y llena de deseos pasivos, sus manos tan delicadas y llenas de dulzura que con sólo el mínimo tacto notas lo suave que son. Lo bien que se entrelazan y se unen a las mías cuando ambos estamos juntos, el fervor de su mirada que aunque no lo parezca es cambiante; un día la ves feliz, al otro… perdida en el horizonte simplemente pensando, suplicante, necesita del verdadero amor. Y la intensidad de su abrazo aquella primera vez que cortó la distancia que nos separaba y nos hizo estar más próximos del otro. La belleza en sus acciones y su forma tan peculiar de llenar sus silencios con pensamientos que causan intriga y curiosidad. Un momento de silencio junto a él… …y piensas hasta en el veloz batir de las alas de un colibrí, la variedad de colores en las flores, la libertad de las golondrinas, la ternura de los koalas, el semidios más conocido… vuelves tu vista al cielo y admiras las pinceladas de colores fríos que lo acechan, todo esto con uno solo de sus silencios. Lo apasionados que son sus besos, sus caricias, su sonrisa, sus muecas cuando le pides que te sonría, su voz… * su aroma a tabaco* que despierta mi sentido del olfato y en un intento por inspirar lo más que se pueda toda la fragancia que emana de él, quedó sedienta de más. Y es no sólo mi cuerpo se llena de placer, sino también sucumbe a mi mente en un laberinto de muchas historias, tantos nuevos conocimientos, tantos datos desconocidos, tantas ansias de saber todo lo que él conoce, secretos que me son revelados y la confianza que se va abriendo paso. Por estar en su lugar favorito, en su lugar sagrado para pensar, por haber sido llevada hasta allí se debe respeto. Saber que la noche fue nuestra, sólo él, la Luna, diosa de los amantes y asesinos, y yo. Su mirada tan profunda y penetrante que en su constante devenir me hace reafirmar porqué estoy con él, porque incluso sus más sombríos secretos no me hacen titubear, ni vacilar en lo que quiero. Es nuestra decisión aunque él diga que sólo mía, yo sé que no, ambos hemos decidido vivir cada segundo, vivir el momento, empezando con aventuras donde se pone a prueba la paciencia, hay adrenalina y velocidad. Te das cuenta que alguien es importante cuando no quieres separar tus labios de los suyos por miedo a que no los vayas a unir de nuevo, miedo a que sus manos jamás vuelvan a abrazar tu cintura o entrelazarse con la tuya y miedo a que tu cabeza no encuentre el hombro donde encaje perfecto. Te das cuenta que es importante porque te empieza a gustar lo que te causaba temor y con él… aunque no debes acomodarte, te sientes segura y confías en él.