Me parece estupendo que hoy en día la información sea casi instantánea. Me parece muy bien que los periódicos sean también digitales porque así, de forma gratuita, puedo ver la misma noticia desde varios focos diferentes y comparar. Está muy ben que podamos enterarnos de todas las noticias que acontecen en el mundo, pero hay un “pero” (que no es una manzana verde, eso se llama “Manzana verde”), y es que el afán de los medios de comunicación por sacar una noticia antes que nadie, conlleva dos grandes problemas.

Primero la falta de rigor. Cuántas veces hemos encontrado artículos con informaciones erróneas (y no hablo sólo de los periódicos o medios de información digitales, hablo también de los periódicos en papel, radio y televisión). No digo que se equivoquen a propósito (faltaría más), si no que no contrastan, y lo que era 10, lo pueden convertir en 10.000 (o al revés) en cuestión de segundos.

No voy a contar aquí los medios que manipulan la información porque haberlos, haylos, y son más numerosos y descarados de lo que parece.

Segundo, los errores ortográficos o de expresión. Acabo de leer un artículo en no sé qué periódico, sobre un niño rico de EEUU que se dedica a hacerse fotos fardando de su fortuna, atando fajos de 4000 dólares a globos de helio para ilustrar cómo vuela su dinero, o vaciando en el retrete varias botellas de un agua que, por lo que da a entender, no la podríamos pagar los mortales. Lejos de lo que en sí decía el artículo, el problema es que he tenido que esforzarme bastante para comprender algunas frases cuya construcción daba pena, y me he visto obligado a parar más de una vez observando los errores tipográficos como si el que hubiera escrito el artículo fuera un disléxico con párkingson.

¿Tan malo es que un artículo se retrase dos minutos, no son capaces de releerlo para evitar esos errores que hacen perder credibilidad por enteros?

Viendo eso me doy cuenta de que, si el periodismo no ha muerto, le quedan dos telediarios, y el primero va ya por la información meteorológica.