Me enamoré: Sí, me ocurrió. Después de tantos años de jurar que no sucedería, llega ese momento en el que todo lo que una vez rechazaste te acecha y de esa manera te abruma. No me había sucedido, quizás una vez intentó pasar, pero razoné y lo evité. Esa vez no… …Esa vez estaba decidida que todo sería diferente, pero ¿Cómo sería diferente si ni siquiera sabía qué se sentía? Una palabra bastó para caer en el juego de dos personas que solamente buscan sus propias convicciones y defienden a más no poder sus propios ideales. Que buscan algo en común, pero que poseen diferentes maneras de conseguirlo; La Felicidad. No se puede utilizar una palabra más fuerte como lo es el “Amor” cuando no se está seguro de lo que se quiere, pero cuando estás decidido de ir en camino, en ir a su búsqueda. Ir a la búsqueda de un tesoro que quizás no encontrarás ahí. Tan insensata había sido al intentar seducir al enemigo, de intentar controlar la situación cuando al cabo de un tiempo, la controlada y seducida había sido yo. Él y su manera tan diáfana de ser. O eso es lo que yo pensaba, pero no fue así. Podía ocultar tantos secretos como él quisiera, pero ocultó el más grande y el que me hizo abrir los ojos de una sola vez. Tanto tiempo que me mantuve firme para no caer ante sus encantos, pero fue mucho más difícil de lo que imaginé. Un gesto amable y hacía que mi mundo dejara de girar sobre su eje. Hacía que mi sonrisa fuera la más idiota que alguna vez haya visto ser reflejada por mi celular al cerrar la ventanilla de su conversación. ¡Exacto! Ni siquiera era un amor real, pero lo estaba viviendo tan apasionadamente que tenía miedo de despertar y darme cuenta que yo misma me estaba creando ese mundo de fantasía en donde solamente él y yo teníamos derecho de estar. No cabía la menor duda que cuando eres joven no tienes idea de lo que haces y simplemente de lanzas al vacío, esperando a ver lo que la vida puede traerte. Aquél chico era más que perfecto, mucho más que irreal, era la primera vez que yo me sentía … diferente, pero nunca querida. Al darme cuenta que había ocultado muchas cosas decidí tomar el valor y hacerle frente preguntándole si en realidad sentía alguna “chispa” por mí, pero se limitó a contestar: -No quiero escuchar a mi corazón. Eso lo era todo. Yo era quien estaba en su corazón, pero él se negaba a tan siquiera mostrarme un poco de su afecto. Por supuesto… no me centré en él o eso era lo que yo pensaba, pero fue así. Dejé de querer a quienes en verdad me querían por alguien de ensueño. Luego me di cuenta que preferiría mil veces un amor irreal del cual yo estuviera consciente que no existía, antes que hacerme falsas ilusiones con alguien que una vez me dijo: -¡Te amo!. Un Te amo irreal, el cual casi creía, pero recordé que no podía amar a quien nunca había querido al menos un poco.